Esa voz sonaba como un grito sordo y desgarrador entre gentes incapaces de oírlo. Un grito que anunciaba la sangre y la muerte que estaba a punto de inundar aquella vulgar habitación.
Un miércoles 23 de junio entre los calores del verano y las ganas de salir de aquella "maldita" situación, Marta, aún llorosa buscaba sin éxito su móvil. Ya llevaba tres meses de terrible sufrimiento, nadie se podía creer que aquel hombre estirado, y de tan buen prestigio, era capaz de cometer tal barbaridad.
La pobre chica, que ya no podía más, cerró los ojos e hizo lo que cualquier joven de dieciséis años jamás se podría plantear, cuando los abrió comprobó que el cuerpo de su padre yacía en el suelo de aquel salón, en el que tanto había jugado de pequeña.
Inspirado en el autor: Fernando . J. López.- La Edad De La Ira.
Por: Inés y Domnica
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