Es la madurez y la inmadurez a la vez. Es egoísta y nada empática pero se preocupa por nosotros y comparte sus ideas. No le gusta que le digan lo que tiene que hacer, también quiere libertad y ser autonoma pero te necesita constantemente porque sino se cae, y si se cae te suplica que le digas cómo volver a levantarse.
Además, es impulsiva y no sabes si lo que te está diciendo es verdad o mentira. Ella misma es una contradicción.
Qué puedo hacer, cómo me comporto, cómo me defiendo, cómo la voy a conocer si es una cosa y otra a la vez.
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