Los gritos, los llantos, las risas, las peleas, las fiestas desde el otro lado, corrian hacia mi todos los días persiguiendome hasta caer rendido, creando la arquitectura de los sentimientos torturadores que mi inherte existencia le era imposible reconocer. Pero ahora si estoy seguro de mi libertad, ahora puedo gritar a los cuatro vientos:
"Soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma."
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