Ojalá pudiese volver a la niñez, cuando solo sentías dolor al rasparte las rodillas. Cuando era pequeña no entendía por qué la gente se aislaba en compañía de sus cascos. Ahora los comprendo. Cuando era pequeña pensaba que el mundo era un cuento de hadas en el que todo acababa bien, ahora me doy cuenta de que la vida simplemente no es perfecta. Echo de menos eso de "amigas para siempre" cuando todavía creía en eso, ahora veo que más de la mitad de ellas tarde o temprano acabarían yéndose. Por fin me he dado cuenta de que al gato no lo mató la curiosidad sino que se suicido al ver la realidad.
Laura Espinosa
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