Por Silvia Carbajosa
viernes, 29 de abril de 2016
Un día fatal
Era una mañana tranquila, soleada y llena de paz y claridad. Nadie podía esperar que aquello pasase. La muerte de Clara paralizó a todos. Solo vimos una gran bomba, y las noticias empezaron a comentarlo todo. Lo único que pudimos hacer fue avisar a todos y preguntar si estaban bien. Pero ella jamás contestó, y al día siguiente nos lo contaron. Estaba demasiado cerca de la explosión, y sus extremidades se hicieron cenizas. No pudo con el desangramiento y pronto murió. Todos estábamos aún conmocionados pero sabíamos que algún día nos reuniríamos con ella, aunque de momento, seguiría a nuestro lado, en algún lugar de nuestro corazón.
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