Estoy escribiendo esto dos meses después de que me despidieran.
Vivo en el distrito 35 en la parte oeste de Phoenix. No tengo mucho dinero, lo suficiente para sobrevivir. No me quejo, a pesar de estar solo en mi hogar. Solo la realidad virtual me salvaba de mi soledad.
Pero no es esta la finalidad de esta historia; me acuerdo de aquello como si fuera ayer. Nunca había escrito nada antes asi que lo siento si no es muy entendible.
Me encontraba yo en mi trabajo, implantando los sistemas auditivos en los autómatas, ya podían escucharme. Saludaba a cada uno que terminaba. No siempre me contestaban. Algunos me decían "hola", otros "buenos dias"... Pero uno de ellos me susurró:"soy distinto". Al principio me quedé sorprendido, un poco aterrorizado. Pero parecía amable. Estuvimos hablando casi una hora. prácticamente me olvidé de que era un robot. Parecía tan real...
Decidí esconderlo debajo de mi mesa. No iba a permitir que lo mandaran a la construcción. Nunca entenderé por qué los humanos esclavizamos a los autómatas. Nada más acabar la jornada de trabajo, me llevé a mi nuevo amigo a mi casa en secreto. Conseguí que las cámaras de vigilancia no me captaran. Una vez llegamos a mi hogar, el empezó a apabullarme con preguntas.
Por Iván Ortiz
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